El Carnaval de Santa Cruz de Tenerife genera en una década más de 3 millones de kilos de basura

La artista tinerfeña ziREjA (Irene Sanfiel Arriaga) muestra en sus redes sociales fotografías en las que se observa cómo un “mar” de residuos inunda las calles de la capital tinerfeña tras las noches del carnaval, que, en los últimos diez años ha generado más de 3.700.000 de kilos de basura.

El carnaval de Santa Cruz de Tenerife es reconocido en todo el mundo por su alegría, colorido y participación multitudinaria, pero, indica la artista, se enfrenta a una realidad menos festiva pero cada vez más preocupante: el constante aumento de residuos generados durante sus días grandes.

Según datos oficiales, explica ziREjA, desde 2015 la cantidad total de basura recogida durante esas celebraciones supera los 3.700.000 de kilos, “evidenciando” un problema ambiental grave que crece año tras año.

El volumen de residuos generado por el carnaval de la capital tinerfeña equivale aproximadamente a lo que producen 6.800 personas en todo un año en Canarias, indica la artista, que refleja esa realidad en la exposición fotográfica virtual “Una década retratando la cara b del Carnaval de Tenerife”.

Comenta que en 2017 los servicios municipales recogieron unos 407.160 kilos de basura durante las fiestas del carnaval, y la cifra ha aumentado de forma paulatina, de forma que en 2018 llegó a 528.310 kilogramos, y se ha mantenido por encima de los 400.000 hasta 2025.

En total, entre 2015 y 2025, se han acumulado más de 3.700 toneladas de basura durante las celebraciones carnavaleras en Santa Cruz, y la artista recuerda que es un periodo de 8 semanas (teniendo en cuenta que el carnaval en la calle dura una semana cada año).

Según el INE, añade ziREjA, Canarias es la tercera región de España que genera más residuos por habitante.

Indica que los días con mayor acumulación de residuos coinciden con los eventos más multitudinarios del carnaval: la noche del sábado principal y el lunes previo al martes de carnaval suelen ser los momentos críticos.

Durante esas jornadas, calles emblemáticas como la Avenida Anaga, Plaza España o la zona del cuadrilátero se convierten en auténticos “vertederos improvisados”.

Apunta la artista que esta cifra sostenida en la generación de residuos no solo supone un reto ambiental sino también económico, ya que la limpieza extraordinaria durante esas fechas implica un gasto considerable para las arcas municipales, con costes crecientes cada año derivados del refuerzo necesario en personal y maquinaria especializada.

Subraya que ambientalmente el impacto es más preocupante: plásticos desechables (vasos, botellas y envoltorios) representan un porcentaje muy alto del total recogido, y estos residuos tardan décadas en degradarse y generan consecuencias negativas sobre el medio ambiente local, afectando especialmente a playas cercanas y áreas naturales protegidas.

Recuerda que al ser una isla la gestión de residuos conlleva la apertura de celdas para el entierro y la gestión del reciclaje con el transporte a territorio nacional.

Y, destaca, la gran mayoría de los residuos recogidos en carnaval no son reciclados, por lo que acaban enterrados en celdas en el municipio de Arico.

Ante esta situación ziREjA dice que personas expertas en cuestiones ambientales y colectivos ciudadanos reclaman medidas urgentes para revertir esa tendencia negativa, y proponen reducir los excesos de envases y embalajes de los productos de un sólo uso que llegan a Canarias.

También reclaman campañas efectivas para fomentar la reducción y la separación de residuos entre los asistentes, así como incrementar de forma significativa los puntos limpios móviles distribuidos por la ciudad durante las fiestas, y mayor educación ciudadana sobre el impacto ambiental generado.

Asimismo, proponen promover las comunidades de indagación local para resolver los problemas de gestión de residuos locales.

Y hacen hincapié en que la solución requiere un compromiso conjunto entre instituciones públicas, organizadores del carnaval y ciudadanía, porque, agrega la artista, “solo así será posible mantener el prestigio internacional del evento sin comprometer la sostenibilidad ambiental ni hipotecar el futuro turístico y ecológico de Tenerife”.