Cuando uno se adentra en la literatura escrita en una lengua, se suele empezar su cronología por la primera fecha en la que hay constancia escrita. En el caso del euskara, esta fecha suele ser 1545, con la publicación en Burdeos de Linguae Vasconum Primitiae, del escritor labortano Beñat Etxepare. No es ni la primera ni la única muestra de literatura vasca, pero sí es el preludio de una producción escrita sostenida que tuvo sus inicios en el siglo XVI y que se desarrolló poco a poco hasta alcanzar su plenitud en el siglo XXI.
Hoy se cuenta con una producción que ronda los 1500 libros publicados (incluyendo traducciones), unas 100 editoriales y una nómina de 300 autores, lo que ofrece la posibilidad de cursar estudios literarios sobre el euskara y organizarse alrededor de asociaciones profesionales de escritores, traductores, correctores e intérpretes (EIZIE).
Varios siglos han pasado desde las primeras inscripciones aquitano-vasconas de los siglos I-IV hasta llegar a la situación de la que goza actualmente la literatura en esta lengua. Conozcamos su historia.
En primer lugar, es obligado mencionar la literatura vasca de tradición oral que sigue viva en el imaginario colectivo de esta sociedad en modo de canciones, romances y baladas (Bereterretxen khantoria, 1446), refranes, chiquitos y otras composiciones teatrales populares como las mascaradas, errandos (farsas) o pastorales, que a día de hoy se siguen representando en zonas de Iparralde. Muchas de estas muestras fueron recopiladas entre los siglos XIX-XX por historiadores (Esteban de Garibay, 1592; Arnaud Oihenart, 1657) y folkloristas (Julien Vinson, 1883), pero, quizás como un primer acercamiento a todo este legado, se pueden mencionar dos obras imprescindibles: Eukalerriaren Yakintza (1935-1947) de Resurrección M.ª Azkue y Literatura oral euskerica (1936) de Manuel Lekuona.
Volviendo a la literatura escrita, en sus comienzos se caracteriza por estar relacionada con el mundo eclesiástico, la educación religiosa y por estar publicada en Iparralde. En el siglo XVI, aparte de algunos poemas sueltos, el protagonista es el libro de poemas de Etxepare, el primero impreso en euskara; en prosa, destacan la traducción del Nuevo Testamento (1571) y los tratados calvinistas de Joannes de Leizarraga, junto con el manuscrito de Juan Pérez de Lazarraga (1564-1567), que contiene poemas y parte de una novela pastoril renacentista. En el s. XVII tenemos la obra en prosa de Pedro Axular, con su Gero (1643), la de Juan Tartas (Onsa hilceco bidia, 1666), y la poética amorosa de Arnaut Oihenart (1657). En el s. XVIII, la producción, más abundante en Hegoalde, sigue teniendo como protagonistas las traducciones y los textos edificantes. Se desarrolla en un ambiente influenciado por las ideas de la Ilustración y promovida por la fundación de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y el Seminario de Bergara. Destaca una obra de Manuel Larramendi, su diccionario trilingüe (1745), pero, sobre todo, su gramática, la primera del euskara, El Imposible vencido de 1729.
Quizás lo más señalado de la literatura vasca del s. XIX sea la apertura hacia otros géneros y temas: la obra de poetas como Bilintx, Etxahun o Arrese Beitia y el conato de novela de J. A. Moguel, Peru Abarka (escrita en 1802 y publicada en 1880). A raíz de la abolición de los Fueros en 1876, surge una literatura con fines más allá de lo estético, y hasta las primeras décadas del s. XX se da una escritura que ensalza una visión bucólica de las costumbres locales y los oficios rurales, alejada del bullicio urbano. Son un ejemplo las novelas de Txomin Agirre (Auñemendiko Lorea, 1898; Kresala, 1906; Garoa, 1912) y los cuentos de Kirikiño (Abarrak, 1918). Por otro lado, es interesante la poesía post-simbolista de Lauaxeta (Bide barrijak, 1931) y Lizardi (Biotz-begietan, 1932), poetas y miembros del movimiento Euzko Pizkundea (Renacimiento cultural vasco), quienes explotaron magistralmente las posibilidades expresivas del euskara.
La Guerra Civil Española tuvo un efecto devastador en la producción literaria vasca: exilio de autores, prohibición del uso del euskara y censura. La generación de posguerra dio continuidad a la literatura hasta su modernización en los años cincuenta, momento en el que, arropados por colecciones como Kulixka Sorta (Ed. Itxaropena) o revistas como Jakin (1958), hacen que emerja una nueva generación de escritores que abandona el nacionalismo y bucolismo tradicional para adentrarse directamente en el existencialismo: la poesía nihilista de Jon Mirande, la de Gabriel Aresti (Harri eta Herri, 1964) o la novela Leturiaren egunkari ezkutua de Txillardegi (1957).
A partir de este momento, la renovación de la literatura vasca es imparable: nuevas tendencias como novela experimental de Ramón Saizarbitoria (Egunero hasten delako, 1969), grupos literarios como la Pott Banda (1977-1980), de la que formaron parte autores imprescindibles, ahora ya consagrados, como Bernardo Atxaga (Obabakoak, 1988) o Joseba Sarrionandia (Lagun izoztua, 2001)… Así, hasta su consolidación tras la llegada de la democracia en 1975.
En las siguientes décadas, la poesía ha seguido siendo fundamental con poetas socio-políticos como Joseba Sarrionandia (Tempo de exilio, 2014), avant-garde como Bernardo Atxaga (Poemas & híbridos, 1990), o que gustan de la intimidad corporizada como Miren Agur Meabe (Cómo guardar ceniza en el pecho, 2021). Aun así, la gran protagonista ha sido la narrativa. Un género en el que, aunque se adoptan técnicas modernistas, es ecléctico en cuanto a sus influencias e intertextualidades, creativo por su combinación paródica e irónica de distintos géneros, y diversa en cuanto a su tipología; hay donde escoger: memoria histórica (El cuaderno rojo, de Arantxa Urretabizkaia; Twist, de Harkaitz Cano, o Martutene. de Ramon Saizarbitoria), feminista (La casa del padre, de Karmele Jaio, o Jenisjoplin, de Uxue Alberdi), autoficción (Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe), relatos (Porvenir, de Iban Zaldua o Un corazón demasiado grande, de Eider Rodríguez), infantil y juvenil (Un cocodrilo bajo la cama, de Mariasun Landa; La casa del acantilado, de Miren Agur Meabe), trilogías con personajes icónicos, como la detective Amaia Ezpeldoi de Itxaro Borda…
Hoy en día la literatura vasca goza de un momento de plenitud, así que no se queden solo en este artículo. Vayan a su librería más cercana o echen un vistazo al Repositorio de los Clásicos-Klasikoen Gordailua (https://klasikoak.armiarma.eus) y escojan a su autora, a su escritor o su género favorito. A disfrutar.
Iraide Ibarretxe-Antuñano es catedrática de Lingüística General (Universidad de Zaragoza). Maria Jose Olaziregi Alustiza es catedrática de Literatura Vasca (UPV/EHU). Mikel Ayerbe Sudupe es profesor titular de Literatura Vasca (UPV/EHU).
0