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El origen romano del nombre del mes de marzo

Imágenes del Coliseo romano, uno de los monumentos más conocidos del imperio.

Andrea Blez

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El mes de marzo llega como recta final del invierno y con el comienzo de la primavera, así como con un cambio de horario que nos acerca a las jornadas más veraniegas. Sin embargo, su nombre obedece más a la tradición romana que a algo relacionado con el clima o las estaciones del año que tiene.

El origen bélico del nombre de marzo

El nombre de marzo proviene del latín ‘Martius’, que deriva de la divinidad Marte, dios romano de la guerra, que se identifica a menudo por ser la adaptación del Ares de la mitología griega, aunque este tenía atributos propios y uno de ellos era el poder militar como una manera de asegurar la paz.

Esta denominación derivada del dios Marte no es en vano, si no que tenía su razón de ser dentro de la sociedad del imperio romano. Y es que marzo era el mes que marcaba el inicio de las campañas militares, un momento también en el que tenían lugar diferentes festividades que tenían el sentido de purificar a los que iban a luchar y participar en ellas.

Un inicio de campañas bélicas que también tiene una lógica si atendemos al hecho de que era el primer mes en el calendario de los romanos, por lo que era un momento de año nuevo y de nuevos comienzos. Es por ello por lo que tenían lugar también celebraciones como Quincuatrías, en honor a Minerva, también relacionada con la guerra, y que cuyas fiestas duraban alrededor de cinco días.

A pesar de compartir su origen, el mes de marzo de los romanos no tenía mucho que ver con la posición del actual. Y esto es por el hecho de que formaba parte del calendario que habría implantado el propio Rómulo, fundador de Roma, pero que tuvo graves problemas y por eso se acabó adaptando.

Así era el calendario romano de Rómulo

Este calendario romano constaba de 10 meses y no de 12, y además estos tenían exactamente 29 días, 12 horas y 44 minutos, lo que hacía que lo que duraba un año eran exactamente 304 días y no 365. Los problemas llegaban porque esta manera de contar el tiempo no tenía en cuenta la Traslación de la Tierra ni de la Luna.

Lo que ha llegado a nuestros días es el resultado de varias adaptaciones de ese calendario romano que ha sido el origen y que tuvo su primera gran reforma bajo el rey Numa Pompilio, que añadió dos meses adicionales, para un total de 355 días, y además que se alterara la duración del mes entre 29 y 31 al considerar que los números pares traían mala suerte.

Esto llevó a que en el siglo II a.C se cambiara el orden y marzo dejara de ser el primer mes del año, dando más relevancia al solsticio de invierno que a los acontecimientos políticos y militares que son los que hacían que el mes ‘Martius’ fuera considerado como el primero.

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