El truco gratuito para evitar uno de los mayores timos visitando un mirador de Lisboa

Lisboa

Héctor Farrés

0

Lisboa es una ciudad que se descubre a diferentes alturas. Desde las empinadas calles de la Alfama hasta los miradores que se asoman al Tajo, cada rincón ofrece una perspectiva distinta. Pero hay un punto en la ciudad donde las vistas parecen tener un precio, y la mayoría de los turistas lo pagan sin saber que existe una alternativa gratuita. Lo curioso es que el truco para acceder sin gastar un céntimo está a la vista de todos, aunque pocos lo conocen.

Un ascensor que no para de facturar

El Elevador de Santa Justa, una estructura neogótica inaugurada en 1902, conecta la Baixa con el Chiado y el Barrio Alto y, más allá de su función práctica, se ha convertido en una atracción turística. Con 45 metros de altura y un diseño influenciado por la arquitectura de la Torre Eiffel, su elegante estructura de hierro y los detalles en bronce de su interior transportan a los visitantes no solo entre dos puntos de la ciudad, sino a otra época.

El ascensor fue concebido originalmente como una solución de transporte para los lisboetas. Su primer sistema de funcionamiento, basado en contrapesos de agua, fue sustituido por energía eléctrica en 1907, marcando un hito en la ingeniería urbana de la época.

A lo largo de los años, este ascensor ha sido testigo del crecimiento de Lisboa y, aunque sigue siendo operado por la compañía de transporte público Carris, ha pasado de ser un servicio cotidiano a una experiencia casi exclusiva para turistas.

Sin embargo, lo que debería ser un vivencia encantadora se convierte en una prueba de paciencia: largas colas y un billete de más de 6€ para un trayecto que dura apenas unos segundos.

Aquí es donde empieza el gran timo. Los turistas, sin sospechar nada, esperan pacientemente su turno haciendo cola en las escaleras que dan acceso al ascensor, convencidos de que están a punto de vivir una experiencia única.

Cuando por fin suben y disfrutan del breve recorrido, sienten que la recompensa llegará en la parte superior, con las vistas panorámicas de la ciudad. Pero es justo en ese momento cuando muchos descubren la verdad: la plataforma a la que han accedido pagando está conectada a una calle desde la que se puede entrar… gratis.

Porque no es solo el dinero, es la sensación de haber hecho el tonto. Lisboa está llena de miradores espectaculares sin coste alguno, pero este en particular se ha convertido en una trampa perfecta. La falta de información y la inercia turística hacen que, año tras año, miles de personas caigan en la misma estrategia. Solo cuando llegan arriba y ven a otros disfrutando de la misma panorámica sin haber pagado un euro, entienden que han caído en el engaño.

Cómo evitar pagar por una vista que en realidad es gratis

Pero hay una manera de sortear la espera y el coste. Detrás del elevador, en la Rua do Carmo, hay una solución tan simple que sorprende que no sea más popular. A la altura del número 29, unas escaleras conducen a un pasaje discreto que, tras cruzar una terraza, desemboca en la pasarela superior del elevador. Desde allí, las vistas son idénticas a las que tienen quienes pagaron la entrada, pero sin el desembolso ni la espera.

Otra opción, igual de sencilla, es partir desde la Plaza do Carmo. Rodeando el convento en dirección a su entrada lateral, se llega al mismo punto elevado sin necesidad de utilizar el ascensor. Este acceso alternativo permite disfrutar de la panorámica de Lisboa sin prisas y con la satisfacción de haber burlado uno de los pequeños peajes turísticos de la ciudad.

Pocos lugares en el mundo permiten disfrutar de una vista privilegiada sin pagar por ella, y menos aún en una ciudad con tanto encanto como Lisboa. Quienes conocen el truco no solo se ahorran unos euros, sino que evitan la sensación de haber caído en una trampa turística. Porque a veces, el mejor plan no es el que aparece en las guías, sino el que se descubre con un poco de ingenio.

Etiquetas
stats