Los desconocidos aspectos de la siniestralidad laboral en las mujeres: “El sobreesfuerzo es la principal causa”
Las mujeres en el mundo laboral no solo tienen que luchar contra la brecha salarial o el techo de cristal, sino que también existen aspectos que para muchas personas aún son desconocidas y que provocan la siniestralidad laboral. La mayoría de estos accidentes son leves, pero tienen que ver con un fenómeno que en ocasiones las empresas no tienen en cuenta para realizar evaluaciones de riesgo y hacer así una prevención de riesgos laborales. El “sobreesfuerzo” tal y como señalan desde el sindicato de trabajadores de Comisiones Obreras es la principal causa de accidentes laborales en las mujeres.
Comisiones Obreras (CCOO) de Castilla-La Mancha ha realizado este estudio para identificar las desigualdades que existen en cuanto a salud laboral entre hombres y mujeres en centros de trabajo y visibilizar que hay riesgos que afectan más a un género que a otro. Esta investigación ha abarcado un periodo de cuatro años -de 2021 a 2024- donde se pone de manifiesto que las mujeres sufren más accidentes laborales que los hombres debido al “sobreesfuerzo”.
El trabajo a tiempo parcial “es una imposición social” para las mujeres
Analizando el estudio propuesto por CCOO, se detallan las cifras de personas que trabajan a tiempo parcial, y en este tipo de contrato las mujeres lo hacen más que los hombres. La principal razón que ambos comparten para escoger una jornada parcial es no haber encontrado un trabajo a jornada completa, sin embargo, la segunda causa de elección de este tipo de contrato en el caso de las mujeres sería para cuidar a niños o adultos enfermos y, en el caso de los hombres sería para seguir cursos de enseñanza y formación y compatibilizarlo con su trabajo. Desde este informe señalan que “el trabajo a tiempo parcial en mujeres no es una elección, sino una imposición social”.
Además, explican que el hecho de que las mujeres compaginen su trabajo con la carga adicional del trabajo no remunerado tiene consecuencias en la salud y seguridad laboral. “La sobrecarga de trabajo, el estrés y la falta de descanso derivada de la conciliación forzada puede incrementar el riesgo de accidentes laborales”.
Esto también se contempla en los accidentes 'in itinere'. María del Valle Cervantes, técnico regional de Igualdad de CCOO-CLM, que ha sido la coordinadora del proyecto, quiere recordar que los accidentes 'in itinere' “no solo contemplan los desplazamientos en coche, sino todos los desplazamientos sea por el medio que sea tanto para ir como para volver del trabajo”. Cervantes expresa que “las mujeres sufren más accidentes por caídas o por choques, porque tienen que ir corriendo de un sitio a otro, y se trata de accidentes por sobreesfuerzos, al contrario que en el caso de los hombres que es por golpes de tráfico”. Sobre esto, Valle Cervantes denuncia que “hay que dejar atrás el estereotipo de que las mujeres conducimos peor, porque es mentira”. Y esto se refleja también en los datos que exponen en el estudio, ya que las mujeres sufren más accidentes leves, mientras que los hombres sufren más accidentes graves o mortales.
Educación y sanidad, los sectores donde más se accidentan las mujeres
Aunque si se toman los datos del año 2024 recogidos por CCOO en el informe, María del Valle Cervantes, destaca que “los accidentes laborales ocurren en un 72% a hombres frente al 28% de mujeres”, sin embargo, “hay que analizar sectores económicos en los que más se accidentan las mujeres”. Estos sectores serían “la educación -7 de cada 10 accidentes son en mujeres-, sanidad -un 71% de los accidentes los sufren las mujeres-, asistencia en residencias -9 de cada 10 corresponderían a mujeres-, y en el sector servicios de comida y bebida el 54% de accidentes afectan a mujeres”.
Los únicos riesgos que se evaluaban ligados a la mujer eran el embarazo o la lactancia, pero hay que valorar otras características
Desde CCOO-CLM también denuncian que las evaluaciones de riesgo han de hacerse específicamente por género, dado que los hombres y mujeres tienen características diferentes. “Es obligatorio que las empresas lo hagan, pero hay de todo, empresas que lo tienen en cuenta y otras no, aunque nuestra labor es informar que lo hagan de manera efectiva”, apunta María del Valle Cervantes. “Normalmente, estas evaluaciones en los puestos de trabajo tienen como perfil o perspectiva a un hombre de mediana edad, y con complexión física común, sin embargo, no se tienen en cuenta características personales e individuales que nos afectan más a las mujeres”. Cervantes, destaca que tradicionalmente “los únicos riesgos que se evaluaban ligados a la mujer eran el embarazo o la lactancia, pero hay que valorar otras características”. En este caso nos remitiríamos a lo anterior, donde las mujeres se encargan de tener ese segundo trabajo no remunerado que sería el cuidado -bien de los niños o adultos que necesitan asistencia- y que por ese “sobreesfuerzo” padecen accidentes leves, pero que les afectan en su vida y a la hora de desempeñar su empleo.
Asimismo, en cuanto a estas evaluaciones de riesgo Valle Cervantes ofrece un ejemplo de la industria química, “aunque en esta industria trabajan más hombres que mujeres, a nivel porcentual las mujeres se accidentan más”. “Hay que analizar por qué ocurren este tipo de cosas, si puede ser porque los riesgos nos afecten biológicamente de manera distinta o porque los equipos de trabajo no están adaptados de la misma manera a hombres y a mujeres”, destaca Cervantes.
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