El motivo por el que a los aficionado del Atlético de Madrid se les llama 'indios' y 'colchoneros'

Con el paso del tiempo, los motes surgidos de forma espontánea han quedado integrados en la identidad del Atlético

Héctor Farrés

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Los nativos americanos han sido representados de muchas formas en la cultura popular, pero pocas tan icónicas como las del cine wéstern: guerreros con plumas en la cabeza, pinturas en el rostro y una relación casi mística con la naturaleza.

Aunque estas imágenes han sido estereotipadas, su impacto ha trascendido fronteras y ha llegado hasta lugares insospechados, como el mundo del fútbol. De hecho, un club español adoptó, casi sin quererlo, un apodo vinculado a estas figuras legendarias: el Atlético de Madrid.

Un insulto en los 70 que acabó siendo parte de la identidad atlética

El origen del mote de indios para los aficionados y jugadores rojiblancos tiene varias versiones. La más repetida, como recoge la página web de LaLiga, se remonta a las décadas de los 60 y 70, cuando el club fichó a varios jugadores sudamericanos como Ayala, Cacho Heredia y Panadero Díaz.

Su piel morena y su melena larga hicieron que las aficiones rivales, con intención despectiva, empezaran a llamar indios al equipo. Pero lo que comenzó como un insulto terminó convirtiéndose en una seña de identidad que los atléticos adoptaron con orgullo.

Curiosamente, el apodo de indios vivió un momento particular en los años 80 con Hugo Sánchez como protagonista. El delantero mexicano aterrizó en el Atlético de Madrid en 1981, cuando el mote ya circulaba desde hacía años entre las aficiones rivales.

Durante su etapa en el club rojiblanco, Sánchez fue uno de los jugadores a los que se llamó indio de forma explícita, un sobrenombre que él aceptaba sin reparos a pesar de que se lo decían con menosprecio. “Me daba orgullo y sentía una fuerza extra”, declaró a El País.

Sin embargo, su posterior fichaje por el Real Madrid sirvió para reforzar aún más la asociación del término con el Atleti. Al marcharse al eterno rival, el apodo quedó desvinculado totalmente de su figura individual y pasó a representar de forma definitiva a la plantilla rojiblanca y, por extensión, a toda su afición.

Tanto es así que, con el tiempo, el club decidió reforzar esa conexión de una forma más visible. La mascota oficial del Atlético de Madrid fue bautizada como Indi, un mapache vestido con la camiseta rojiblanca que representa este apodo de manera simpática y totalmente normalizada entre la afición. La evolución del personaje ha sido constante y en 2017 sufrió su cambio más importante, adaptando su imagen a los nuevos tiempos.

Otra teoría, más simbólica y menos documentada, enlaza el apodo con la geografía del antiguo estadio del club. El Vicente Calderón se levantaba a orillas del Manzanares, y la asociación con los ríos y los nativos americanos sirvió para reforzar la idea de que los atléticos eran indios.

Además, en un contexto de rivalidad con el Real Madrid, considerado el equipo más institucional, algunos bromearon con que los rojiblancos eran como los pueblos indígenas enfrentándose al hombre blanco.

Un apodo nacido entre rayas y costuras

Más allá del término indios, los aficionados del Atlético de Madrid han recibido otro apodo que se ha mantenido hasta la actualidad: colchoneros. Este nombre, lejos de tener connotaciones étnicas o geográficas, se debe a un detalle más práctico: el diseño de su camiseta.

Tras la Guerra Civil, los colchones en España solían estar forrados con telas de rayas rojas y blancas, un patrón idéntico al de la equipación del equipo. La coincidencia fue tan evidente que el nombre quedó instaurado y pasó a formar parte de la identidad del club.

El término colchonero es tan representativo del Atlético de Madrid que incluso se coló en el himno del centenario del equipo, compuesto por Joaquín Sabina. En una de sus estrofas, el artista, reconocido seguidor rojiblanco, cantaba: “Ni merengues ni marrones, a mí me gustan las rayas canallas de los colchones”. Con este guiño, el mote se consolidó aún más entre la afición.

Con el paso del tiempo, esos apodos que un día surgieron al margen del club han terminado por definirlo. Lejos de rechazarlos, el Atlético de Madrid los incorporó a su relato con la misma entrega con la que defiende cada partido. Y ahí siguen: pegados a la camiseta, a la grada y a una forma muy particular de entender el fútbol.

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