Sánchez hace equilibrios entre su compromiso con Ucrania y el discurso bélico de la UE

Hay escepticismo, hay dudas y hay una falta de información real sobre las conversaciones entre EE. UU. y Putin. La UE trabaja prácticamente a ciegas ante la amenaza imperialista de Donald Trump y la desconfianza absoluta en Moscú. La decisión de Pedro Sánchez de no comparecer el jueves durante su estancia en París para asistir a la tercera cumbre de los aliados de Kiev responde no solo a las suspicacias que despierta en el Gobierno de España el furor militarista de Emmanuel Macron, sino también a que Bruselas desconoce por completo los contenidos y el alcance de la negociación entre Rusia y EE. UU. Así, optó por un escueto comunicado en el que sin más “abogó por mantener la presión sobre Rusia para consolidar un alto el fuego que siente las bases para una paz justa y duradera”. La nota no hizo mención alguna al plan franco-británico de envío de tropas ni a cuál será la contribución española en el despliegue.
En La Moncloa admiten que el presidente del Gobierno está obligado a hacer equilibrios entre su firme compromiso con Ucrania y el discurso bélico desplegado por algunos líderes europeos. De ahí que Sánchez no haya entrado en el marco de la ola armamentística y mucho menos en la propuesta del presidente de la República Francesa y el primer ministro británico para desplegar ya tropas europeas sobre el terreno de Ucrania. “Ni somos Macron ni estamos ante un escenario de paz para desplegar tropas que velen por el mantenimiento de la misma. Dicho de otro modo: si lo que reclama el eje franco-alemán son tropas de paz, la UE entrará en un escenario de tregua, pero no de guerra y si no son efectivos de paz, España no se siente cómoda en ese marco”, resumen desde el gabinete del presidente.
Tampoco es que haya, de momento, una posición “unificada” de la Unión Europea porque la “casuística es amplia y los escenarios muy cambiantes”, añaden los mismos interlocutores. En este mismo sentido y sobre la falta de transparencia de EE. UU., la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, confirmó durante las V jornadas sobre fondos europeos organizada por elDiario.es que “si hay dos que hablan y no quieren contar, es muy difícil tener información”.
“Putin [añadió la número dos de Von der Leyen] no tiene muchas ganas de contar y tampoco podemos confiar en lo que dice en público. Es un poco más triste y llamativa una posición de falta de transparencia y de colaboración con quien ha sido un aliado natural de Europa desde hace muchos años. Esto es lo que resulta más extraño, esa dificultad para mantener un nivel de conversación como la Unión Europea con la Administración americana. Echamos de menos esa relación de solidaridad y de compartir valores y prioridades con Estados Unidos, y esperemos que eso tenga retorno. Pero lo que no puede ser es que nos frene, que nos pare”.
El Gobierno considera que, de momento, el envío de tropas es más “política ficción” y por eso no ha visto con buenos ojos tampoco el vídeo promovido por la Comisión Europea sobre el kit de supervivencia de 72 horas para escenarios de guerra o catástrofe natural. “No hay una amenaza para la integridad territorial ni para la soberanía de España”, afirmó esta semana el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, pese a admitir que las distintas culturas de seguridad entre los estados miembros.
El debate sobre el aumento del gasto en defensa no es en el que el Gobierno de Sánchez se siente más cómodo como se ha visto esa semana en el Congreso de los Diputados, donde el presidente también tuvo que hacer equilibrismo entre sus compromisos con Bruselas y la OTAN, las diferencias notables con sus socios de investidura y la opinión pública española, históricamente antimilitarista. Aun así, en La Moncloa aseguran hacer un balance positivo del resultado de la comparecencia de Sánchez en el Congreso.
“Hemos sido cautos para no provocar alarma entre los ciudadanos, pero realistas con los tiempos difíciles a los que nos enfrentamos, a pesar de que en el debate el PP nos arrastrara al fango y metiera, como hizo el diputado popular Rafael Hernando, hasta a la esposa del presidente del Gobierno”, subrayan en La Moncloa.
“Así andamos” fue la frase con la que Sánchez replicó irónico a Hernando después de la boutade del popular que desde el escaño le gritó ¿Y tu mujer? Mientras el presidente radiografiaba las amenazas a las que se enfrenta Europa. “Y así andamos” es también la coletilla con la que los socialistas se quejan de “tener una oposición que no está a la altura de las complejas circunstancias”. Con todo, el Gobierno cree que el aumento del gasto de defensa es un asunto que sitúa a Alberto Núñez Feijóo en los márgenes de la UE con su negativa a dar un apoyo explícito a Sánchez. Y es que, en palabras de un ministro del PSOE, el líder de la oposición “se presenta como el responsable del bloqueo de un consenso que llega desde Bruselas y con el apoyo del Partido Popular Europeo, algo que en la Comisión Europea no entienden ni comparten”.
La sensación entre los socialistas es que, durante el debate y a pesar de la boutade de Feijóo de exigir una reunión con el Jemad y la cúpula militar para que le informen personalmente al margen del Gobierno de los planes de defensa, “se empleó a fondo en la lógica de la destrucción y la descalificación, si llegara la hora de la verdad [un escenario de peligro inminente] votaría con el PSOE”.
“¿Votaría Feijóo contra una propuesta que lleve la firma de Von der Leyen, que es de su misma familia política?”, se pregunta de forma retórica un ministro. “La respuesta de rechazar de partida el consenso sobre un aumento del gasto en defensa es más táctica que estratégica” y, “pese a chapotear en el barro, se sumaría al consenso” en ese hipotético escenario, vaticina este miembro del Gobierno.
Sin embargo, mucho más que la derecha son los socios de investidura quienes en las últimas semanas han envenenado los sueños de Sánchez por su negativa también a un aumento del gasto en defensa. El debate del miércoles en el Congreso dejó en La Moncloa, no obstante, la sensación de que, salvo Podemos, el resto ha ido modulando sus posiciones. “ERC, el BNG, Sumar e incluso Bildu introdujeron matices en sus intervenciones y fueron muy generosos con el presidente”, asegura un miembro del Gobierno para quien, en absoluto, peligra el apoyo de quienes invistieron presidente a Sánchez. “No apoyar a Ucrania es estar del lado de Putin y, ahora también, al lado de Trump. No vemos tampoco a los morados alineándose con ellos”, concluye.
La conclusión en el gabinete presidencial es que Ucrania no es Iraq ni la situación de 2025 es la del “No a la guerra” que motivó las manifestaciones mundiales contra la invasión de 2003, una guerra ilegal, injusta y que se desató tras la construcción de mentiras e invenciones como la existencia de un supuesto arsenal de armas de destrucción masiva.
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