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El Momo y el orgullo de los barrios de Zaragoza: “Son los que trabajan la ciudad día a día”

Mario Gutiérrez -El Momo-, el pasado viernes en la avenida de Madrid, en Zaragoza.

Luis Faci

8 de marzo de 2025 23:05 h

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Mario Gutiérrez, también conocido como El Momo o Mario Maher, es uno de los MCs más reconocidos del panorama nacional e incluso internacional. Un veterano ya pese a sus 38 años con cuatro álbumes a sus espaldas, el año pasado consolidó su trayectoria con el disco 'Artesanía' -que incluye el tema 'De Barrio', mano a mano con Estopa- y con 'Orgullo Delicias'. Este año ocupará gran parte de su tiempo con una gira junto con Kase.O -uno de sus grandes valedores desde sus comienzos- que les llevará también a México. Actuará en el Vive Latino por partida doble. Y, pese a este prolífico y exitoso recorrido, El Momo nunca ha abandonado su sitio de siempre: las Delicias.

En la Cincomarzada, una de las fiestas más emblemáticas de Zaragoza, recibió un reconocimiento de los barrios por su labor durante estos años.

Fue una alegría. Los barrios para la ciudad lo son todo; por mucha presencia o mucho turismo que pueda tener el centro, todo se lo debe a los barrios: son los que trabajan la ciudad día a día.

“Vengo de un barrio obrero, sé lo que soy, lo que quiero”, dice en 'Cierzo'. ¿Qué supone las Delicias para usted?

Una forma de ser, una unión, un grupo de amistades que me han acompañado toda la vida, un respeto, una alegría por ver cómo gente ha prosperado viniendo de muy abajo; gente que no tenía futuro y que de repente sí que lo ha tenido. Es ver que hay esperanza. Eso son los barrios.

Al mismo tiempo que se celebraba la Cincomarzada en el parque del Tío Jorge, el Ayuntamiento entregaba unos reconocimientos a la cultura para contraprogramar esta fiesta popular. ¿Se puede gobernar en contra de los barrios?

No, y no tiene ningún sentido. La política se debe hacer desde los barrios, luchar para mejorarlos. Tenemos muchas necesidades y pedimos sobre todo que nos escuchen. Que no nos hagan sentir marginados.

En esos premios, Javier Macipe, director de 'La estrella azul', recordaba que la madre de Mauricio Aznar era inmigrante y que sin ella, y sin la acogida que se le dio en Zaragoza, ni existiría Mas Birras ni existiría 'La estrella azul'. Sin embargo, son tiempos complicados.

Veo un panorama muy delicado. Y con muchas incongruencias, porque luego idolatran a Nico o a Iñaki Williams. ¿Por qué unos sí y otros no? Entiendo que no quieres a gente que delinca, pero eso no depende de la nacionalidad. La mayoría de la gente no es así, pero se ha creado un estigma. Queda mucho camino.

Delicias es un ejemplo de integración.

Sí, pero la imagen que se traslada es que no: que hay mucho racismo, mucha delincuencia. Pero ¿tú vives el día a día? 

¿Cuánta gente que dice eso pasea por las Delicias?

Nadie. Nadie. Pero el titular es siempre navajazos, machetazos... Y ¿el día a día? ¿Todo lo bueno? ¿Los negocios que llevan 30 años? ¿Toda la gente que ha venido a Delicias de fuera y está feliz? Esa gente no ocupa titulares.

De ahí 'Orgullo Delicias'.

Yo no puedo hacer una canción diciéndole a los niños que en las Delicias solo pasan cosas malas. No. Yo quería decirles a los niños: “Tienes un barrio increíble y debes estar orgulloso de él”.

El rap de hecho es un estilo con un mensaje de mucho calado social. Es importante también articular a través de la música ese tipo discursos. 

Siempre me he dado cuenta del poder que tiene la música, pero a raíz de 'Orgullo Delicias' lo he comprobado personalmente. Ahora voy a colegios a hablar con los niños y no paran con la canción: habla de ellos, de todos y cada uno. Están reconociendo al taxista, a su tendero. Se dan cuenta de que su barrio mola.

Qué sensación tiene que ser eso.

El otro día fui a mi colegio de toda la vida, el José María Mir, y fue una sensación muy bonita: entoné la primera estrofa y empezaron a cantar más que yo. Niños de cuatro o cinco años. Que a su vez están cogiendo rítmica, otros van descubriendo el rap. Tener ese referente... A mí me hubiera gustado de niño.

El día en que no sepa lo que quiero decir, dejaré de hacer música. Es un vehículo muy importante para construir un mensaje, y en el rap el mensaje es fundamental

El Momo

Ha pasado una década desde ese “ocho años después, sé lo que quiero decir y lo demás no existe”. Ahora son casi dos décadas. ¿Sigue sabiendo lo que quiere decir?

El día en que no sepa lo que quiero decir, dejaré de hacer música. Para mí, la música es es un vehículo muy importante para construir un mensaje, y en el rap el mensaje es fundamental.

Y ¿cómo ha evolucionado su mensaje durante este tiempo?

Hacia una forma más madura: ahora me tomo mucho más en serio lo que quiero contar en una canción. Creo que es una responsabilidad cada letra; hay mucha gente que te escucha y puedes llegar a ser referente para muchas personas. Necesito transmitir un mensaje que sea importante para la gente, sea alegre o dramático.

¿De qué manera uno llega a asumir que es un referente para mucha gente? ¿Cómo es ese proceso?

Intento no pensar en ello, más que cuando me lo menciona la gente. Es un orgullo, por supuesto, pero a la hora de crear música no lo tengo presente: sigo siendo el mismo chaval que escribía letras con 17 años. Porque quiero conseguir lo mismo: llenar mi corazón, mi almacén de música, y que cada canción sea una piedra más que haga grande la montaña.

“El rap han sido etapas”, dice en 'La última ronda' junto con Kase.O.

Sí, son etapas. Yo empecé como un chaval que escribía letras en su cuarto, al que no escuchaba nadie; después pasé a rapear en 'jam sessions', luego empecé con mis primeros conciertos y a girar por todo el mundo con Kase.O. He hecho un nuevo disco con colaboraciones de primerísimo nivel y ahora estamos viviendo una nueva etapa.

Su sobrenombre viene de la obra de Michael Ende, 'Momo', que le marcó por el don que tiene la protagonista para escuchar. Es paradójico que suceda en el contexto de un estilo en el que no se deja de hablar.

Sí. Es una niña que tiene el don de escuchar a las personas y yo me veía reflejado en esa época, mucha gente a mi alrededor me contaba sus problemas: sienta muy bien que alguien te escuche. Y sí, en el rap hay mucha letra, pero siempre hay que intentar que no se quede en frases banales: que esa letra esté ahí por algo, no solo para rellenar.

¿Ha aportado más Zaragoza al rap que el rap a Zaragoza, es al revés o se trata de una simbiosis?

No concibo una cosa sin la otra. El rap le ha aportado mucho a Zaragoza, porque muchos han conocido la ciudad gracias al rap. Pero Zaragoza para el rap también ha sido una cuna: han coincidido unas generaciones maravillosas y eso es un impulso muy grande para los chavales que empiezan.

El suyo es uno de los estilos mas propicios para las colaboraciones. ¿Mejor siempre con amigos?

Viene un poco porque empezó siendo una música muy minoritaria, y siempre buscabas encontrar a alguien que la tocara. Hay una frase que dice SFDK: “Solo por ser rapero, otro rapero te ofrece su casa”. Ahí se muestra el amor que sentimos todos por el rap, y que ha derivado en que nos encantan las colaboraciones; en mi último disco, siete de los diez temas son colaboraciones.

Hace unos días salió el cartel del Vive Latino, en el que está incluido. ¿Cuáles son tus proyectos actuales?

Sí, participo en el Vive Latino por partida doble: hago concierto yo y también junto con Kase.O, en su regreso a los escenarios. Ayer fue el primer día desde la salida del disco en que quedé con mi productor en el estudio para buscar música nueva y ya salieron dos bocetos. Estamos abiertos a nuevas ideas. Vuelvo de gira con Kase.O, que me va a ocupar gran parte del año porque vamos a México. Y luego también barajamos la idea de hacer conciertos para presentar 'Artesanía'... aparte de que me caso este año (sonríe). 

El rap fusiona bien con otros estilos. Usted ha girado hacia el funk, pero está también el jazz, por ejemplo.

El rap siempre ha bebido de la música negra, de todos los estilos. De hecho, el rap nace sampleado y de miles de canciones de música negra: de soul, de funk, de jazz... Sí que es cierto que poco a poco vas encontrando tu estilo y me veo muy cómodo en los ritmos funkies de bastantes BPMs (beats-per-minute), con rapidez; ahí es donde más a gusto estoy y donde más disfruto en directo.

¿Cuántas sílabas es capaz de pronunciar en un minuto? ¿Lo ha medido?

No lo he contado, pero es un reto, ¿eh? Ahí hay un problema de hacerlo inteligible; yo quiero que quien me escucha entienda lo que digo. Y que mi mensaje no sea totalmente banal. Pero sí, rapear rápido es un reto.

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