Ildefonso Falcones, escritor superventas: “Las democracias están fracasando, y eso nos lleva a una situación caótica y terrible”

Cabello cano un tanto alborotado, expresión serena y un tanto irónica, Ildefonso Falcones (Barcelona, 1959) tiene siempre el aire de no creerse del todo lo que le ha ocurrido en los últimos 20 años. Ese es el tiempo transcurrido desde que su debut como escritor, La catedral del mar, se convirtiera en un fenómeno de ventas casi sin parangón: más de seis millones de ejemplares vendidos, traducciones a 15 idiomas y 32 países y premios en todo el mundo. Después de lanzar en 2016 la continuación de la saga, Los herederos de la tierra, ahora regresa a los anaqueles de novedades con una nueva entrega, En el amor y en la guerra, que ya escala imparable en las listas de libros más vendidos.
“Han sido 20 años muy bonitos y muy intensos, de trabajo en algo que no tiene que ver con mi profesión, que es la abogacía, pero que ha sido muy atractivo”, comenta el autor durante su visita promocional a Sevilla. “Por supuesto, antes de todo esto había fantaseado con tener cierto éxito literario, pero puedo asegurar que ni en mis mejores fantasías podía imaginar todo lo que estaba por venir”. Y cuando se le pregunta qué ha cambiado en él en estas dos vertiginosas décadas, responde de inmediato: “He ganado experiencia y he perdido un poco de salud y de juventud. Pero ahí seguimos, al pie del cañón. Esa es la vida”.
Las 768 páginas de En el amor y en la guerra (Grijalbo) parecen avalar por sí solas esa imagen de Falcones como currante de la literatura, en concreto de esa novela histórica de consumo masivo para la que parece especialmente dotado. Si La catedral del mar se ambientaba en la Barcelona del siglo XIV, bajo la Corona de Aragón, con un personaje llamado Arnau Estanyol que ve cómo se levanta ante sus ojos la catedral de Santa María del Mar, ahora el viaje en el tiempo lleva al lector a 1442, y le pone delante a ese Arnau Estanyol que no es sino el nieto de aquel héroe novelesco. “Son protagonistas ya conocidos por el público, y me atrevería a decir que queridos”, apunta el escritor.
El ascensor social
En las páginas de la nueva obra, Estanyol sirve con fervor al rey de Aragón en la conquista de Nápoles cuando los enemigos eternos de la familia aprovechan su ausencia para irrumpir en su palacio y atacar a su hijastra, la joven Marina, con consecuencias devastadoras para todos. Este es solo el principio de una ficción épica que va a recorrer la segunda mitad del siglo XV a través de diversos escenarios geográficos, reflejando una época que supuso el final del oscurantismo medieval y el inicio de un periodo más luminoso, el Renacimiento. Del mismo modo que su abuelo vio erigirse piedra sobre piedra una fabulosa catedral, este Arnau Estanyol verá cómo el mundo se transforma a su alrededor en todos los sentidos, desde el arte de la guerra hasta la manera de entender el amor.
Según Falcones, una de las características de esta nueva obra es que invierte la dirección del ascensor social: si en las dos entregas anteriores los personajes principales lograban mejorar sus vidas y sus destinos, este otro Estanyol va a tener que luchar por mantenerse como el noble guerrero que es, frente a quienes pretenden degradarlo. “La historia incardina la novela en un escenario determinado, pero el secreto está en poder trasladar perfectamente toda la trama a la época actual”, explica el escritor. “En el fondo, una novela histórica tiene los mismos ingredientes que cualquier otra que pretenda reflejar la vida: hay amor, hay pasión, hay venganza, hay dinero. Todo lo que compone el mundo en que vivimos”.
Guerras de ayer y hoy
No obstante, Falcones opina que no es fácil hacer muchos paralelismos entre las guerras de antaño y las de hoy, “más allá de la violencia en sí misma, que las hace tan dramáticas como puedan serlo en la actualidad”, explica. “Si pensamos en esas guerras diseñadas y dirigidas por reyes absolutos, que obligaban a la gente a hacer enormes sacrificios humanos y materiales, podemos ver también que no hemos mejorado precisamente. Cuando vemos a un señor que habla con tanta frivolidad de la Tercera Guerra Mundial, y señala como culpable a la víctima de una invasión, nos hacemos una idea de dónde estamos y de lo que podemos esperar. El fondo del asunto es que las democracias están fracasando, y eso nos lleva a una situación caótica y terrible”.
Por otro lado, cabe preguntarse si el momento histórico al que se asoma En el amor y en la guerra, el Renacimiento, invita de algún modo a la nostalgia. “Poco, porque era una época muy dura”, asevera el barcelonés. “Pero sí podemos apreciar un espíritu que ofreció a la eternidad obras de arte magníficas, incomparables. Solo hay que mirar a Florencia o a Nápoles, donde Alfonso V tuvo un papel de mecenazgo muy importante, contratando a todo tipo de personalidades para convertir esta ciudad en capital de la cultura. Hoy es muy difícil imaginar algo así. Ahora la cultura está dirigida por políticos”.
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