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El PSOE gallego afronta su XV Congreso sin rivales para Besteiro trece meses después de tocar fondo en autonómicas

El secretario xeral del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, tras ser elegido en el congreso extraordinario de abril de 2024

Luís Pardo

7 de marzo de 2025 06:01 h

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El PSdeG afronta este fin de semana su segundo congreso desde que, hace trece meses, cosechase el peor resultado de su historia en unas elecciones autonómicas —9 diputados de 75 y un 14% de los votos—. El primero, de carácter extraordinario, setenta días después de aquella cita con las urnas, sirvió para mandar un mensaje: que, a pesar de aquel revés, José Ramón Gómez Besteiro, el hombre que puso rostro a la debacle, había venido para quedarse; que detrás de su candidatura apresurada había un proyecto de permanencia con intención de poner fin a la volatilidad de los liderazgos en el socialismo gallego. La cita del 8 y 9 de marzo, a la que llega sin oposición interna y que se cerrará con la bendición de Pedro Sánchez, busca ser algo más que la confirmación de esa promesa. Besteiro quiere que su partido vuelva a liderar la alternativa al PP y cuando lo consiga —si lo hace—, poder mirar atrás y decir que todo empezó en el cónclave de la Cidade da Cultura.

“Tiene que ser el punto real de inicio”, confía un dirigente próximo a Besteiro. “El del despegue de verdad”, añade un veterano alcalde al que le gustaría ver cómo se vuelve a “consolidar el partido”. “Buscar la autonomía del PSdeG, con identidad propia”, como la que mostraba en los tiempos de Emilio Pérez Touriño, presidente de la Xunta entre 2005 y 2009.

Touriño no estará en el cónclave. Desde su adiós, hace 15 años, han pasado cuatro secretarios generales por las filas socialistas. “Éste va a ser el primero que renueve en el cargo”, señala el primer dirigente, apuntando una receta —y un deseo— para empezar a construir futuro: “Espacio, tiempo y estabilidad”. Lo que el propio Besteiro no tuvo en 2016, cuando una imputación que acabaría en nada lo apartó de la primera línea.

A falta de saber si le darán tiempo y espacio, lo que de momento tiene garantizado es la estabilidad. En este congreso, como sucedió en el del pasado abril, la figura del secretario xeral no encontrará contestación. El crítico Gonzalo Caballero, que ocupó el cargo entre 2017 y 2021, ni siquiera trató de concurrir. En las últimas horas, se limitó a vaticinar que la cita, “fallida y teledirigida por Ferraz”, no conseguirá “relanzar a la izquierda”. Él tampoco acudirá a la cita.

Besteiro fue nombrado secretario xeral en enero, cuando fue el único candidato que se postuló a las primarias. Sin incógnitas en el volante, las quinielas se conforman con apostar por cuál será su equipo, esa “segunda fila” a la que le tocará reactivar las dinámicas internas del partido. Pero en este congreso hay algo todavía más importante que los nombres: las líneas políticas del proyecto que Besteiro va a liderar.

Altri y otras “cosas de comer”

“Hay que ajustarse a la realidad, llevar la socialdemocracia al día a día, a las cosas de comer”, insiste el mismo dirigente. Respuestas concretas a demandas concretas. Enumera unas cuantas: los peajes de la autopista AP-9, la energía eólica, la transición energética, el modelo de residencias... Son asuntos en los que, a menudo, acusan al PSOE de moverse en la ambigüedad, nadando entre las posturas antitéticas de PP y BNG o confrontando con unos y otros.

“Lo que nos pasa es que encajamos muy mal la simplificación de mensajes. Tenemos las mejores posiciones argumentales, pero eso hace que sean más difíciles de explicar”. Todo eso no cabe en un post de X, pero los socialistas saben que también les toca “adaptarse” a los modelos de comunicación actuales, donde es difícil entrar en matices.

Un ejemplo es el caso de la macrocelulosa que la multinacional portuguesa Altri proyecta en Palas de Rei (Lugo) con el apoyo de la Xunta. Las propias Xuventudes Socialistas reclamaron que el congreso se posicione con contundencia frente a la propuesta. Sin mencionar ese caso concreto, el relatorio marco recoge: “El PSdeG entiende que sin que se cumplan las premisas medioambientales y criterios de sostenibilidad, los proyectos industriales que se quieran instalar en Galicia no podrán ser considerados estratégicos y no serán prioritarios para la administración autonómica”.

A renglón seguido, reclama “aumentar las exigencias” medioambientales para la implantación de industrias y el fin de la opacidad, la “posibilidad de conocer con claridad y transparencia toda la información” sobre los proyectos, como éste, declarados estratégicos. “Pedimos que se endurezca la legislación, no nos lo jugamos todo a la carta medioambiental, porque ¿qué pasa si mañana los informes dicen que la cumple? La viabilidad del proyecto es igual de importante”, insiste tras recordar los 250 millones en fondos europeos que Altri solicita para su puesta en marcha.

Poder municipal... y crisis locales

“Si busca un proyecto progresista, Besteiro tiene un centenar en Galicia donde inspirarse”. La paradoja del PSdeG pasa por ser el tercer grupo en el Parlamento de Galicia al tiempo que posee el mayor poder municipal. El 45% de los gallegos viven bajo un alcalde socialista. Por eso, regidores como el que atiende a elDiario.es esperan que, en esta nueva etapa, se “refuerce” la comunicación de la cúpula con las administraciones locales. La propuesta para darles presencia en la elaboración de las leyes que les afecten directamente parece un guiño en ese sentido.

Sin embargo, las agrupaciones locales se han convertido en el principal quebradero de cabeza orgánico para la dirección en este último año. El caso más grave es el de el ayuntamiento de Santiago, donde el partido ha expulsado a cuatro de sus seis concejales, entre los que hay figuras históricas del socialismo compostelano, tras un enfrentamiento a cara de perro con la dirección local, liderada por alguien muy cercano a Besteiro, Aitor Bouza, antiguo líder de las Xuventudes Socialistas. Casi 650 personas han firmado una carta de apoyo a los ediles; entre ellas, el expresidente Touriño, el exalcalde Bugallo o los regidores de los municipios vecinos de Ames y Padrón. El secretario xeral se ha limitado a decir, siempre que le han preguntado, que “todos deben cumplir las normas”.

A esta crisis se suman las mociones de censura que han servido de indeseada previa al congreso. Este viernes, víspera del cónclave, se debatirá la de mayor peso: la de Viveiro (Lugo, 15.000 habitantes), feudo socialista desde hace más de dos décadas, que pasará a manos del PP tras el giro de sus socios independientes. Poco antes, el único edil socialista —que ya no lo es— daba la alcaldía de Outes (A Coruña, 6.000 habitantes) a los populares mientras en O Carballiño (Ourense, 14.000 habitantes) el regidor socialista era expulsado por repartirse la alcaldía con el popular, dos años cada uno.

Excepto en Ourense —donde, incluso después de los Baltar, el ente provincial sigue siendo un feudo conservador—, la alteración de resultados en esos municipios, junto a cualquier efecto arrastre, pueden ser claves para que, en 2027, las diputaciones de A Coruña y Lugo continúen en manos de un bipartito PSOE-BNG o acaben en poder del PP. Sea cual sea el resultado, también se mirará al secretario xeral. Si no hay adelantos, será sólo unos meses antes de las próximas autonómicas.

La alcaldesa de Lugo, en el recuerdo

Aunque, sin duda, el golpe más doloroso recibido por Besteiro desde un ayuntamiento no tuvo nada que ver con las peleas orgánicas: la muerte repentina e inesperada de la alcaldesa de Lugo, Paula Alvarellos hace sólo una semana, cuando sufrió un infarto mientras se dirigía a dar el pregón del Entroido. Alvarellos llevaba poco más de un año en el cargo, desde que sustituyó a Lara Méndez, a quien el candidato del PSOE se llevó con él de número dos al Parlamento por la provincia.

“Paula y José Ramón compartieron trinchera frente al PP más lamentable”, señala el dirigente socialista, afectado como todo el partido, al recordar el lawfare del que considera víctima a Besteiro: imputado durante seis años en un caso que nació de un supuesto anónimo entregado en la fiscalía por la presidenta de los populares lucenses, Elena Candia. La ausencia de Alvarellos —que dejó al líder socialista “roto de dolor”, tal y como expresó en redes sociales— no ayudará a “recuperar ese tono de alegría” que necesitaba el congreso “de la reconstrucción”. “Casi parece mal de ojo”, sentencia.

A esquerda que pode (La izquierda que puede) es el lema elegido por los socialistas gallegos para la cita que debe marcar su reinicio, un congreso que —“no por casualidad”— arrancará en pleno 8M y que, esta vez sí, contará con Pedro Sánchez para la clausura. En abril, el cónclave socialista coincidió con los famosos cinco días de reflexión del presidente del Gobierno. El de este fin de semana pretende poner el broche a los trece meses de reflexión del socialismo gallego para dar paso a la “izquierda de acción” que proclama Besteiro.

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